En España, la cifra que expresa que, por lo general, son más hombres los que sufren de problemas sexuales o trastornos relacionados con su sexualidad, bien sea disfunción eréctil o impotencia, es muy alta tomando en cuenta la inmensa población masculina.
Por otro lado, algunos estudios demuestran que muchos de estos hombres no buscan la ayuda de especialistas, sino que por el contrario se cohíben de encontrar la solución a un problema que los afecta a ellos y a sus parejas, pues a su idea de expresarle a otra persona su afección, la supera el anhelo de gozar una buena salud sexual.
“Más rodeo que en una plaza de toros”, puede ser la analogía utilizada en relación al paciente con el doctor, pues si logra acceder a buscar asistencia médica, intentará la técnica del rodeo (o de darle muchas vueltas al asunto) para poder indicar el problema que sufre.
Si bien es cierto que muchos de estos problemas suceden por falta de confianza, la mayoría derivan de otras afecciones como dificultades cardiovasculares. En este particular, la idea “es mejor comprarme algo que ir al médico”, es una opinión generalizada que se puede dar, y así surge la píldora de la viagra o cialis, pero resulta que, si bien ellas ayudan a la consecuencia, no representan la solución de la enfermedad.
Las estadísticas muestran que 1 de cada 5 hombres habitantes en la Madre Patria sufren problemas de erección, en términos de porcentaje el 20% de la población masculina podría padecer de esta afección.
En otros datos, la mitad de los individuos tiene un total desconocimiento sobre la disfunción eréctil y se debe a viejos paradigmas de la sociedad, pues no está bien visto el hecho de que un hombre no funcione sexualmente a cabalidad, pero no se habla de que puede padecer alguna enfermedad.
Desde otro ángulo, parece ilógico que un hombre prefiera comentarle sus experiencias (en este caso sobre vida sexual) a sus amigos y seres cercanos que poco o nada saben (al menos que entre los seres cercanos se encuentre un especialista) que acudir a un médico que esté capacitado para poder ayudar a combatir estos problemas, debido a que los remedios que se le recomendarían por la falta de conocimiento de la enfermedad son de tipo afrodisíaco, ingiriendo animales (o partes de ellos) así como sustancias preparadas, en lugar de un fármaco.
En España el número de afectados es mucho menor que otros países vecinos europeos, pero no se trata de quien tiene menos o más problemas de disfunción eréctil, sino de la concientización de poder informar el hecho de que se trata simplemente de problemas circulatorios y no de un hombre “malo” en la intimidad, sin que a esto se le agregue que existe algún tipo de solución al respecto.